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Atocha (asalto y destrucción de la Basílica y convento de dominicos, el 20 de julio de 1936). Volver a Matanzas.

Relato de Valentina Orte:

El monumento se encuentra situado en lo que podría denominarse “zona caliente” entre el cuartel del Regimiento de Infantería Wad Ras nº 1,[6]  en el actual Paseo de María Cristina y la  Maestranza y Parque de Artillería en el barrio de Pacífico, hoy avenida de la Ciudad de Barcelona. Ambos acantonamientos, más las dependencias de RENFE y del METRO repletos de trabajadores afiliados a la CNT, PSOE y UGT, tuvieron gran influencia en  la radicalidad y violencia con que se desarrollaron los acontecimientos. Además en las inmediaciones, Pacífico 37, se hallaba instalada la temible Radio 2 Comunista (cuyo dirigente era Mariano Abillon), la cual disponía de varias “sucursales” más próximas al lugar de los hechos: las checas de Julián Gayarre 6 y Fuenterrabía 2 al mando de un tal Garcilópez y la del entonces paseo de Ramón y Cajal 6, al mando de Eugenio Monreal Alastruey y Miguel Izquierdo Moreno. Esto facilitó que milicias socialistas hicieran guardia en los alrededores de los cuarteles a fin de dar noticias a las autoridades republicanas de las anormalidades que observaran para así evitar el temido levantamiento de las fuerzas militares[7].

Los acontecimientos se produjeron así:

En ambos acuartelamientos se estaba a la espera de las órdenes del general Fanjul, como Jefe del Movimiento en Madrid a través del enlace, capitán García Vinuesa. El del  Regimiento de Infantería  nº 1 (Cuartel de María Cristina), que mandaba el coronel D. Tulio López Ruiz, estaba muy bien dispuesto a favor de los nacionales, pero, quizás por sospecharlo, ya desde el advenimiento de la República, el Gobierno mandó a esta Unidad a todos los militares que le eran incondicionales los cuales desarrollaron una intensa labor de propaganda, creando dentro del cuartel una cédula comunista con apoyo del teniente coronel Mangada, los comandantes Jiménez Orge y Burillo, capitanes Álvarez y Melero (jefe luego del SIM) y los tenientes Lupión y Ávalos, entre otros.[8] “Se intentó contrarrestar esta influencia con la labor del coronel D, Tulio López, y del, entonces, comandante Asensio, separando a Mangada y Jiménez Orge, completándose la labor del mejoramiento de la moral de la Unidad durante el mando interino del hoy general Yagüe”[9].Con el triunfo del Frente Popular, el Gobierno fue quitando de los puestos de responsabilidad a los muchos militares que no comulgaban con el nuevo estado de cosas y  volvió a introducir a destacados izquierdistas, especialmente los sargentos Leiva, Máximo Díaz, Guerra y el músico Calero,[10]

El 17 se acoge la orden de acuartelamiento, ̶ dada por el general Miaja[11] ̶  ,en un magnífico ambiente a pesar de no haberse cumplido lo comunicado por Hipólito Coronado de que ingresarían en el cuartel 700 hombres de Falange para los cuales ya tenían preparados los equipos[12]. El 18 se presentó el general Miaja, quien aseguró no se armaría al pueblo[13] y que él era ante todo militar y compañero. Pero no se cumplió lo prometido y las turbas merodeaban en actitud agresiva, siguiendo las órdenes dadas por González Peña, generalísimo de las milicias de la CNT: “Nada de legalismo. Acción, solamente acción. Sobran ya los discursos. Vengan los fusiles, que son los únicos que nos darán el triunfo. Es urgente prepararse y estar armados. Pues el día en que se haya de actuar pudiera estar próximo. No es cosa de que cuando las derechas armadas se lancen a la calle nos cojan desprevenidos”[14] Por ello, a última hora, el coronel dispone el cuartel en estado de defensa y que se ocupen con dos pelotones las casas fronteras[15]. A la llamada del general Riquelme, ̶ en funciones de General de la División ̶ , presionando al coronel si podía contar con él, éste trata de contestar con evasivas hasta conocer la situación en otros cuarteles. Para ello se contacta con el coronel de Juanes, jefe del Tercio de la Guardia Civil del Cuartel de Batalla del Salado quien claramente declaró estar al lado de la República, a pesar de manifestaciones anteriores.

Entre la noche del 18 y el día 19 de julio se agregaron al Regimiento nº 1 para apoyar el Movimiento el teniente coronel de infantería de marina, Villalobos; comandantes Montaner y Martín, Uhagón, Francisco Coello, Vázquez Ochando; capitanes Díaz Montero, Gonzalo Fernández de Córdoba y Ziburu, Marcelino López Sánchez, Fernández Silvestre; tenientes Alfonso Calvo, Gonzalo Serrano y Fernández de Villavicencio, Vizconde de Uzqueta; los alféreces Miguel Ángel González Escudero, Benito González Lamas y Francisco Soriano Frade; brigada de complemento Rey de las Heras; sargento de complemento Pedro Galián Menéndez; y varios falangistas, entre ellos, Jiménez Coronado, Díaz Montero y Mora, todos ellos para poder franquear la entrada tuvieron que hacerlo en grupos separados y someterse a tres cacheos por las milicias Al presentarse al coronel este dispuso que se les diera uniforme de soldado para no llamar la atención.[16]

El 19 por la mañana se envió al capitán Bermúdez de Castro y dos tenientes al frente de una compañía con dos ametralladoras para ver de apoderarse del Parque de Artillería e impedir el armamento del pueblo, pero se encontraron con que ya estaba ocupado por tres Compañías de la Guardia Civil y un grupo de Asalto que les enfilaron con cañones, produciéndose una tensa situación hasta que recibió orden del coronel del Wad Ras de volver con las tropas al cuartel de procedencia. Desde que se recibió la orden de acuartelamiento en los cuarteles de Pacífico, todos los obreros fueron armados por orden del teniente coronel del Parque. Se permitió que el capitán Vicente Paredes, los tenientes Gumersindo Yagüe Barral, Tomás Barrios e Higinio Fernández y el alférez Carrión, los sargentos José García Rodríguez y Francisco García Iglesias y varios suboficiales con fuerzas de asalto, milicias y soldados de la escolta presidencial entraran en el acuartelamiento y sacaran camionetas con armas y municiones que luego repartían al pueblo. Llegaron al Parque muchos oficiales con la estrella de 5 puntas, entre ellos, el comandante Martínez y Díaz Varela, ayudante del Ministro de la Guerra, ̶ Casares Quiroga ̶  y expresamente mandado por éste para estar enterado del modo de llevarse a cabo el reparto de armas en el Parque, siendo los destinatarios no sólo unidades militares, sino, en su mayoría partidos políticos y sindicatos.[17]

Se presentó allí para animar la situación Dolores Ibarruri y algunos afirman que también Margarita Nelken. El armamento se venía a recoger en camiones por los sindicatos, radios comunistas y partidos republicanos con un  vale que, a veces, solo tenía el sello o la firma de “La Pasionaria” o del comandante Barceló, Jefe de la Guardia de Infantería del Ministerio de la Guerra. La salida de material fue tan masiva que obligó al comandante Alcover y al teniente Bausá a intentar cerrar las puertas del Parque  pero tropezaron con la actitud del comandante Flores quien a grandes voces, de manera desaforada dijo que los iba a fusilar inmediatamente, sometiéndoles a vigilancia continuada desde entonces.[18].

Ese mismo día a primeras horas de la tarde, llegó al cuartel de Mª Cristina, de incógnito, vestido de paisano, el general García de la Herranz que marchó a hacerse cargo del Campamento de Carabanchel en la camioneta del Regimiento que suministraba los víveres, haciéndose pasar por los controles como el carnicero. Le acompañaban los tenientes Domínguez y Ramírez  con el propósito de organizar una columna para venir sobre Madrid. El mismo día 19 el general Castelló ̶  recién nombrado ministro de la Guerra ̶ ,  pidió al coronel que formase una columna bajo su mando y saliera a combatir al general Mola que se decía venía del Norte con 40.000 hombres. El coronel Tulio López arguyó que tenía muy poca tropa, la mayoría reclutas recién incorporados y a los cuales acababan de inyectar contra el tifus y, una Compañía en Retamares[19]  y que precisamente por esa escasez no había podido mandar la guardia a Palacio como les correspondía. No obstante, los capitanes Jorreto, Romero Torres y Bermúdez de Castro declararon haber recibido órdenes  en este sentido, del coronel por medio del comandante Sr. Noé (que era quien mandaba el batallón), y que por ello se formó dos compañías, las armó y municionó, pero que no pudieron salir porque no llegaron los anunciados camiones para el traslado[20].

Mientras tanto, sobrevuelan aviones sobre el cuartel y se montan ametralladoras y dispositivos antiaéreos en previsión de un ataque; llegan noticias de la actitud dudosa y vacilante de los cuarteles del Pacífico. En esta situación, el coronel Ángel Cuadrado del Regimiento de Carros de Combate se negó terminantemente al requerimiento del coronel del Wad Ras a apoyarle, conminándole a que hiciera igual que él, esto es, apoyar la República. Al tiempo se intensifica el fuego de fusilería contra la tropa acuartelada, produciéndose la primera baja, un soldado muerto en una azotea de una casa frontera. Arreciaba el fuego de todas partes; pasaban coches a toda velocidad disparando sus ocupantes contra el cuartel a los cuales se contestaba por lo que se recogieron unos siete u ocho muertos que fueron introducidos en él. Quienes estaban de vigilancia en las ventanas altas anunciaron que había cañoneo por la parte de Getafe y Campamento llegando, a poco, noticias de que Getafe y Cuatro Vientos habían caído y también el cuartel de la Montaña.

Aparece inmediatamente, procedente de allí y del Parque de Artillería.de Pacífico[21], una turbamulta de milicianos y de mujerzuelas que, como en las jornadas de la Revolución en Francia, se precipitaban como buitres a la carroña hambrientos de sangre y de botín, decían que con el fin de combatir el alzamiento. Se apiñaron ante el santuario gritando contra la Iglesia y la religión, subieron al campanil y dispararon contra el cuartel de Wad Ras, situado casi enfrente, con tal avalancha e ímpetu que los soldados tuvieron que ser provistos de cascos de acero. Desde el edificio en construcción de la División baten de flanco todos los patios. Aumenta el fuego hasta por la parte trasera, desde el Retiro, que en esa zona es como una montaña, un cerrillo, que domina el cuartel y donde se establecieron hasta cuatro escuadrones de Asalto, teniendo que emplazar una ametralladora en la ventana del pabellón del músico mayor logrando así detener a los escuadrones, combatiendo uno de ellos, por lo menos, pie a tierra. Las milicias aseguraron que eran los frailes quienes disparaban contra las fuerzas de la República, con cuya excusa se consumó el asalto a la Basílica y su saqueo lo que fue confirmado por declaración de Manuel Orellana Tolivia[22] quien asumió su intervención en los hechos y en el asesinato de uno de los padres dominicos en las proximidades y también en el de unas treinta personas más, entre ellas dos hermanos sacerdotes D. Gregorio y D. Enrique Herreros García, que tenían su domicilio en el mismo edifico que el declarante. Participó también en los de Eliseo Gayón y su hijo José, a todos los cuales después de tenerlos detenidos en el Radio 2 del Partido Comunista los asesinaban en el Alto del Arenal, una zona del Puente de Vallecas.

Así las cosas, según declaración del entonces capitán Ayudante Mayor del coronel del Regimiento de Infantería Wad Ras nº 1, D. Rafael Maceres Maya,  el teniente coronel Perol, izquierdista y cree que masón,  fue el que abrió la puerta del cuartel a las milicias las cuales, como era de prever, se dedicaron al saqueo y pillaje, no solo de armas y municiones, sino de instrumentos técnicos de física y de precisión solo utilizable por personas técnicas y también violentando las valijas de los soldados y  cosas personales de los pabellones en que se alojaban con las familias. No fue reprimido este pillaje por ordenarlo así los jefes.[23]

Se reciben por teléfono requerimientos de rendición de la Dirección General de Seguridad primero y del Jefe de los guardias de Asalto del Cuartel de Abtao, Torres, al tiempo que el comandante de Carabineros Sr. Muñoz Vizcaíno llega con la misma embajada. Los milicianos atacan el cuartel con tal furia que el propio comandante, para poder entrar al cuartel, cercado por el fuego, tiene que emplearse a fondo. Entra y da cuenta al coronel de la total rendición de los cuarteles que se habían sublevado y le emplaza en una hora; manifestando, según declararía posteriormente el capitán Jorreto, que “el Regimiento no sería considerado como faccioso porque no había
realizado ningún acto en este sentido”. El coronel reúne a la oficialidad y da cuenta de la situación. El comandante mayor Sr. Marzal dice :”Hemos jugado y hemos perdido, de caballeros es pagar”.Todos lo aceptan en atención a las familias que viven en los pabellones. Fueron avisados los jefes y  algunos oficiales[24] que subieran al salón de actos donde se les pidió las armas y les dijeron que quedaban en libertad, pero cuando se disponían a marcharse les ordenaron que permanecieran allí hasta nueva orden quedando bajo la custodia  de la Guardia Civil y de Asalto hasta ser conducidos a la Cárcel Modelo. También sacaron a algunas familias de las viviendas de los militares como ocurrió con la del capitán Jorreto. Una vez sucedidos estos hechos se hizo cargo del mando del Regimiento el comandante Noé.

Sin tener en cuenta que la orden de acuartelamiento llegó de su superior y amigo (Miaja) que el coronel D. Tulio López a pesar de disponer de pocos soldados, cumplió la orden de armarlos para salir al frente (orden que si no se hizo efectiva fue porque no llegaron los anunciados camiones para el transporte); a pesar de que sólo dispuso, como era su obligación, que se defendieran de las agresiones que sufría el cuartel pero no reprimió a las turbas en el saqueo y pillaje, ni se enfrentó al ejército de la República,  el  Juez del Tribunal Supremo Francisco Elola y Díaz Varela, les procesó por el delito de rebelión militar dentro de la República Española con el resultado de 5 personas condenadas a muerte y otros muchos a reclusión perpetua  los cuales fueron asesinados poco después en varias “sacas” de las cárceles, constando en las  distintas declaraciones el nexo común, aparte del militar, de estar en contra de la permisividad con que la República toleraba el caos y la destrucción dominante.

En el cuadro adjunto figuran los miembros del Regimiento nº 1 que fueron asesinados, aunque de algunos no se sepa lugar ni fecha.

NOMBRE

APELLIDOS

CARGO

CONDENA

CÁRCEL

ASESINADO EN LA SACA DE
TULIO LÓPEZ   RUIZ CORONEL A   muerte 19/09/1936
MARZAL COMANDANTE San   Antón Noviembre
RAFAEL MACERES   MAYA CAPITÁN Reclusión   perpetua San   Antón
JOSÉ JORRETO   RELIMPIO CAPITÁN A   muerte 19/09/1936
ÁNGEL MORENO   TORRES CAPITÁN A   muerte 19/09/1936
PEDRO LOZANO   LÓPEZ CAPITÁN Reclusión   perpetua
AGUSTÍN MARÍN   BARRANCO CAPITÁN   de CORBETA Cerro   de Ángeles 31/07/1936
LECHUGA CAPITÁN San   Antón Noviembre
ARTURO BERMÚDEZ   de CASTROBLANCO CAPITÁN Cárcel   Modelo 22/08/1936
FRANCISCO CASTRO   LORENZO TENIENTE Reclusión   perpetua Modelo 07/11/1936
JOSÉ   LUIS de BLAS   ARANTEGUI TENIENTE Reclusión   perpetua Modelo 05/11/1936   con 14 más
GUMERSINDO TORIBIO   MONJE TENIENTE Reclusión   perpetua
JOSÉ PEÑA   RUIZ TENIENTE Reclusión   perpetua
JOSÉ MOLINA   PÉREZ TENIENTE Reclusión   perpetua
MANUEL ÁLVAREZFERNÁNDEZ   VILLAMIL TENIENTE Reclusión   perpetua
JOSÉ   LUIS VEGA   GARCÍA TENIENTE  [25]
ALFONSO VILLÉN   ROLDÁN TENIENTE A   muerte 19/09/1936
PÍO MARTÍNEZ   MARTÍNEZ ALFÉREZ A   muerte 19/09/1936
CRUZ BERROCAL   SALAICES ALFÉREZ Reclusión   perpetua Modelo 07/11/1936
JACINTO GUZMÁN   QUINTANA ALFÉREZ Reclusión   perpetua
RAFAEL NARANJO   GUTIÉRREZ ALFÉREZ Reclusión   perpetua
FAUSTINO CUERPO   SEGADOR ALFÉREZ Reclusión   perpetua
PABLO BERROCAL   SALAICES ALFÉREZ Reclusión   perpetua Modelo 07/11/1936
EUSEBIO PÉREZ   CHAMORRO ALFÉREZ Reclusión   perpetua
JOSÉ SENA   HERNANI SARGENTO
JUAN CARRIÓN SARGENTO
AGUSTÍN JUAN   VILAR SARGENTO
LUIS PÉREZ   PÉREZ CABO
LUIS DÍAZ   DE ARCAUTE GIMÉNEZ CABO   Voluntario Cuartel   Mª Cristina Vicálvaro07/11/1936
DELFÍN GALERA   PÉREZ Soldado Cuartel  Mª Cristina Desaparecido
VICENTE FERNÁNDEZ   FITO Soldado Cuartel  Mª Cristina 17/08/1936
NORBERTO   de DIEGO   MINGO Soldado Cuartel  Mª Cristina 10/11/1936   colonia Retiro
JESÚS RECIO   GARCÍA Soldado
FRANCISCO ADÁN   SÁNCHEZ Soldado
VICENTE MOYA   PARRO Músico [26]

Además de los militares mencionados que no fueron muertos en acto de servicio sino asesinados, como consecuencia de la refriega, a  las doce del mediodía, la Basílica estaba ardiendo. Se perdieron todas las obras de arte que la piedad de las gentes movidas por los milagros o en acción de gracias por los beneficios obtenidos por su mediación, hizo que empezaran a regalar a la imagen de la Virgen: joyas, adornos, vestidos y mantos. De estos últimos tuvo una gran colección muy valiosa; regalos todos ellos de las reinas de España que tomaron por costumbre piadosa donar a la Virgen sus galas de novia. Hoy todavía se conserva, al parecer, el manto de terciopelo rojo y armiño, cuajado de castillos y leones bordados en oro, regalo de Isabel II, que luce la imagen en las grandes solemnidades. La imagen de la Virgen  que tuvo que refugiarse, esconderse, huir de su casa, pudo salvarse gracias al amparo de una familia de feligreses valientes que supo protegerla de las furias iconoclastas. El Santo Niño se perdió en el incendio[27] y los dominicos fueron expulsados del convento y perseguidos. Algunos que no pudieron alejarse de la zona de la Basílica, fueron asesinados en las proximidades, en plena calle.

6 Construido en 1895, entre el Paseo de Reina Cristina,  ̶ en el tiempo Pº. de Ramón y Cajal ̶ , y las calles Gutenberg, Andrés Torrejón y la actual Poeta Esteban Villegas. Fue construido con una moderna concepción de ocho pabellones aislados para tropa. Tenían  dos plantas; en la primera estaban las salas de uso común y en la segunda los dormitorios. Además contaba con un edificio en la fachada principal de cuatro plantas destinado a servicios generales.

7 Causa General 1534 Expte 66, imagen 6/35: Manuel Orellana Tolivia afiliado a la UGT y luego comunista.

8 Causa General 1517 Exp 8-43/372


9 Declaración del comandante de Infantería entonces capitán, don Rafael Maceres en Causa General  1517 Exp 8-12/372.

10 Ibidem.

11 Ibidem

12 Ibidem 14/372

13 Tomás Medina Rincón, albañil, socialista, manifiesta en la Causa General que recibió aviso telefónico y órdenes de ir por armamento al cuartel con autorización del Centro Socialista Hospital  de Inclusa.

14 Luis E. Togores : “Yagüe” “El general falangista de Franco”

15 La toma de las azoteas de las casas próximas, era medida que estaba incluida en el plan general de defensa del cuartel

16 Causa General 1517  Exp 8-6 y 10/372 Declaraciones de los Comandantes Uhagón Ceballos y Villalobos 

17 Causa General 1517 exp 2-28. Sobre el Parque de Artillería nº 1 del Cuartel del Pacífico

[#_ftnref18 [18]] Declaración de D Francisco Alcover y García del Arenal, comandante de artillería por los sucesos ocurridos. Expediente sobre el Parque de Artillería nº 1 del Cuartel del Pacífico.

[#_ftnref19 [19]]…”Los polvorines de Retamares y sus acuartelamientos en 1936 eran una posición clave, ya que abastecía de explosivos, municiones de artillería, de ametralladora y de fusil a las tropas situadas en Madrid y sus cantones. La guarnición con la que contaban los polvorines en el mes de julio era de cien hombres pertenecientes al Regimiento de Infantería nº 1, y sus depósitos, en vísperas de la sublevación, estaban saturados de material. Al mando del Regimiento de Infantería nº 1, se encontraba el coronel Tulio López, amigo personal del general Miaja: MAXIMIANO GARCÍA VENERO, “Madrid julio 1936”.

20 Causa General 1517 Exp 8.46/372

21 Según su propia declaración, Manuel Orellana Tolivia formó grupo con el capitán Benito asaltando el Parque de Artillería y, apoderándose de las armas que en él había, se repartieron entre los milicianos que allí acudieron y que a continuación asaltaron el cuartel de Mª Cristina. Causa General 1534 Expte 66, imagen 6/35.

22 Causa General 1534 Expte 66, imagen 6/35

23 Causa General 1517 Exp 8-49/372

[#_ftnref24 [24]] En declaración del alférez Jacinto Guzmán Quintana manifiesta su incomprensión porque se seleccionaran a unos oficiales cuando todos hicieron lo mismo: cumplir órdenes.

25 Quizás por el maltrato recibido, se volvió loco y se suicidó. Declaración del Comandante de Infantería, D. Rafael Maceres Maya, Causa General  1517 expte 8.12

26 Las condenas a muerte fueron ejecutadas en breve plazo. Las de reclusión perpetua en muchos casos fueron suplidas por las habituales “sacas”.

27 Concluida la guerra, un día apareció un cuadro con la representación del Santo Niño de Atocha en un confesonario. Los religiosos decidieron  encargar de nuevo la escultura basándose en él.

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