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Parroquia de Gelida, arciprestazgo de Montserrat, diócesis de Sant Feliu de Llobregat (ver en el mapa).

CG, legajo 1674, exp. 3, folios 9 a 11. El sacerdote Narciso Saguer escribe el 4 de abril de 1941, con sello de Parroquia de San Pedro de Gelida:

"1º Sacerdotes y personas destacadas por su significación religiosa asesinados por los rojos:

Rdo. Martín Mariner Mogas, cura ecónomo de ésta.

Rdo. Jaime Via Torres, capellán del colegio de religiosas franciscanas.

D. Agustín Estruch Bernis, joven de Acción Católica y activísimo requeté.

D. Enrique Estruch Bernis, seminarista

D. Carlos Parellada Bayot, joven de Acción Católica y requeté

D. Cayetano Babot Picas, presidente del Centro Catequístico.

2º El joven Agustín Estruch Bernis estuvo en Barcelona el 19 de julio de 1936 luchando contra las fuerzas marxistas desde el cuartel de Atarazanas. Al caer dicho cuartel en poder de los rojos, pudo escapar y se vino en las montañas de los alrededores de esta población, donde halló escondido al Rdo. Martín Mariner. Desde entonces ya no quiso separarse de su párroco y quiso correr la misma suerte que él a pesar de tener posibilidades de evadirse. Al dirigirse los dos a Barcelona, fueron capturados en una casa de Cervelló y llevados ante el Comité de Molins de Rey que después de un simulacro de juicio sumarísimo les condenó a muerte. Fueron fusilados en las inmediaciones de Ordal, y antes de su muerte fueron horriblemente martirizados y mutilados.

D. Cayetano Babot pudo ocultarse unos días en Barcelona, pero en setiembre de 1936 fue descubierto y asesinado en las cercanías de Esparraguera.

Los demás fueron detenidos en la noche del 21 de agosto y tras juicio sumarísimo fueron fusilados aquella misma noche en las inmediaciones de esta población.

3º El templo parroquial fue incendiado y quedó casi en ruinas. También fue incendiada y destruida la capilla llamada del Puig. La capilla del colegio de religiosas franciscanas fue profanada y destruidas todas sus imágenes, pero la fábrica no sufrió desperfecto de consideración. (...)

5º La saña con que fueron perseguidos los ministros del Señor y el furor con que se destruyó todo lo perteneciente al culto divino. Se obligó a todos los vecinos a llevar cuantos objetos religiosos poseyeren para destruirlos y profanarlos en medio de las burlas más soeces."

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