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La Quar, arciprestazgo de Llobregat, diócesis de Solsona (ver en el mapa).

CG, legajo 1674, exp. 3, folios 101-103. El 1 de abril de 1941 escribe Salvador Casóliga, párroco de San Mauricio La Quart:

"Que los sacerdotes fusilados en esta mi parroquia de La Portella La Quart, fueron los llamados

Ramon Armengou Lletjós, pbro capellán de las Hermanitas de Berga y

Pedro Santamaría Soler, pbro vicario de Gironella. Además

Cuatro religiosos franciscanos no presbíteros de San Francisco de Berga (...)

Al apartado 2º. Declara el infrascrito que los antes citados seis religiosos eran de Berga y se refugiaron en mi casa parroquial de La Portella - La Quart y el día 31 de julio de 1936 vino una pandilla de rojos compuesta por unos 20 bandidos armados con fusiles y bandera roja tocados la mayor parte con gorro C.N.T. F.A.I. y los cazaron como conejos y reunidos que fueron en la plaza de la iglesia me buscaron a mí mandándome que me presentara, de lo contrario me fusilarían también y lo quemarían todo. Me presenté y después de sufrir también un verdadero martirio de insultos y golpes, al preguntar uno de la cuadrilla: Qué hacemos de este? (Se refería a mí.) Respondió el capitán: A ese dejarlo. Y me dejaron. Los demás se los llevaron a Gironella sufriendo mil penalidades y por la noche allá a las 10 los fusilaron a todos, pero mal fusilados, medio muertos, con gritos de pena y perdón y Vivas de Cristo Rey. Mártires son de Cristo.

Al apartado 3º. Declara que los templos de mi jurisdicción completamente destruidos fueron: el templo santuario de La Quart, riquísimo en todo pues la iglesia era una verdadera joya, no le faltaba absolutisimamente nada, mosaico en el pavimento, pintado y con relieves de muchísimo valor, pues de algunas pinturas me habían ofrecido miles de pesetas; altares seis completos y muy antiguos. Camarín con una Virgen antigua del siglo XIII única que pude salvar con riesgo de la vida; piso del sacerdote con todo su mobiliario completo. Dependencias del hermitaño con todos los utensilios propios; campanario con tres campanas. Todo destruido y quemado. No queda nada. Solo queda la imagen porque Ella ha querido. Al recordarlo me hace llorar y olvidandolo todo deseo el castigo ejemplar de los incendiarios. Otro templo, el mio de La Portella antigua Abadía benedictina, no quedó ningún altar. Todo fue profanado y quemado. Sarcófagos destruidos. Tumbas con losas levantadas y cadáveres por el suelo. La Santa Majestad del siglo XIII, famosa joya que me prometieron 6.000 duros, todo quemado, ropas, archivo particular y abacial destruido. No queda nada.

Los demás templos semipúblicos como Campdeporrets, La Tor, Vallvierna - Rocarell, se quemaron los altares y demás utensilios. Quedaron solo las paredes.

Al 5º apartado. Solo en el fusilamiento de los seis religiosos hubo refinamiento de persecución y más especialmente en el caso del sacerdote Ramon Armengou Lletjós.

Haced Señor que los incendiarios sean ejemplarmente castigados."

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