Torla, arciprestazgo de Biescas, diócesis de Jaca
Hasta 1955 fue diócesis de Huesca.
Considerado como mártir el párroco Mariano Oliván (biografía en esta página):
También sería otro Oliván, descendiente de los que moraron en el lugar de Lierta bajo la protección de ese pico con forma piramidal que da nombre a la llamada sierra de Gratal. Mosén Mariano Oliván Pueyo quien supo dar ejemplo no sólo en una vida llena de entrega hacia sus semejantes, sino también en los hechos que protagonizaron su martirio, al no renegar de su fe cristiana e incluso la resistencia de su cuerpo a ser quemado por sus asesinos tras cometer tan cobarde y vil acción. Nació don Mariano Oliván en la villa de Bolea, poseedora de tan bella e insigne colegiata 1, el 22 de octubre de 1880, a las dos de la mañana en la conocida casa de Gode, situada en la calle Barriete, la que entonces era número 16. Fueron sus padres don Manuel Timoteo Oliván Gode, natural de Bolea y doña Rosa Pueyo Marcuello, natural de Quicena, sus abuelos paternos don Manuel Oliván López, natural de Lierta y doña Francisca Gode López, natural de Bolea, y sus abuelos maternos don Francisco Pueyo y doña Carlota Marcuello ambos vecinos de Bolea. Sería don Mariano Oliván Pueyo bautizado el 23 de octubre de 1880 por don Mauricio Sánchez, cura párroco de la villa de Bolea, siendo su madrina doña Carlota Marcuello, a quien se le había advertido las obligaciones espirituales que había contraído, y se hizo constar que era el primer hijo de don Manuel Oliván y de doña Rosa Pueyo, de quienes también nacieron Brígida, Pedro, Juan, Petra, Francisco, Manuel y Teresa Oliván Pueyo esposa de don Pedro López Pargada (abuelos paternos del autor). Don Damián Peñart en su obra sobre la incidencia de la guerra de 1936 en la diócesis de Huesca, exponía como tuvieron lugar los hechos sobre el martirio de Mosén Mariano Oliván, que junto con algunos recuerdos familiares pasamos a exponer.
Mosén Mariano Oliván había sido ordenado sacerdote el 13 de junio de 1908, posteriormente ejerció los ministerios de coadjutor de Bolea, párroco de Linás de Marcuello, ecónomo de Nocito en Serrablo y regente de Valfarta, en el concurso a parroquias de 1921 obtuvo el curato de Linás de Broto y, en 1928 pasaría a ser párroco de Torla y Arcipreste de Broto. En todo este peregrinaje por nuestro Alto Aragón dejó don Mariano Oliván un grato recuerdo2 por sus constantes muestras de solidaridad y ayuda a sus convecinos, pues no dudaba en ponerse a colaborar eficazmente en todo tipo de tareas como la siega, trilla, construcción y todo aquello en que pudiera prestar su desinteresada ayuda. También gustaba de cultivar con sus propias manos la tierra tanto en el huerto de su propiedad en Bolea, como en los pueblos donde ejerció su ministerio, era un experto ornitólogo al cuidado de los pájaros que criaba y tenía en su casa de Bolea. Llegó a adiestrar a su perro para traerle la correspondencia, demostrando el animal una gran efectividad pues no se detenía hasta finalizar su cometido. Al igual Mosén Mariano demostró su bondad con su sacristán, el cual, encaramándose por la torre de la colegiata para entrar en el sagrado recinto de forma que no se le pudiera descubrir, pues tenía la llave para entrar. Cogió en un saco los ornamentos para celebrar la eucaristía junto a otros enseres y los enterró en un campo cercano pero no pudiendo engañar a mosén Mariano, le confesó el robo y procedieron a restituir a su lugar todo cuanto el sacristán había robado a pesar de haber quedado maltrecho s algunos ornamentos debido a la azada que utilizó el sacristán en su poco afortunada acción, la cual le sería perdonada por mosén Mariano quien le conminó a llevar una vida más recta y honrada. Fue mosén Mariano un cura especialmente bondadoso, que incluso cuando se acercaban las tropas marxistas y enemigas de la iglesia a la zona de Torla, sería advertido para que pudiera ponerse a salvo, cosa que él no hizo manifestando que no dejaría solos a sus feligreses y que correría la misma suerte que ellos. Al poco tiempo se presentaron en Torla diez hombres armados, que tras incendiar la iglesia, se llevaron a mosén Mariano vestido con malas ropas de paisano que le dieron sus asesinos, introduciéndolo en un camión. Corría el día 28 de julio de 1936 a unos diez kilómetros de Torla, en el barranco de Gabardón le obligaron a bajar del camión y le ordenaron que se sentara en una piedra que ahí había, disparándole por la espalda, y en su agonía, le insultaban y le decían que renegara de su fe, pero dando muestras una vez más de su valentía v extraordinaria fe gritó: Viva Cristo Rey. Viva la religión, viva España. Luego sus asesinos le rociaron con gasolina e intentaron quemarlo, causando estupor al ver que no lo conseguían. Posteriormente el 30 de septiembre de 1939, don José Cebollero "Apoderado y labrador" con residencia en Boltaña, presentó un escrito de fecha 8 de septiembre de 1939 ante el juzgado militar del mismo pueblo, en el que se relataban los hechos acaecidos y se solicitaba su inscripción en el registro civil de Torla, siendo aprobado por el señor juez de Boltaña don Marcelino Buil Puértolas, y firmado por él mismo y su secretario don Fausto Arnal y don Joaquín Cebollero. Inscripción que se hizo en Torla el 14 de octubre de 1939 ante don Miguel Bun, juez municipal y don José Otal, secretario, relatando los hechos y habiendo sido presenciado por don Antonio Berges y don Primitivo Aínsa.
1. En el lado derecho de la puerta de ingreso a la colegiata de Bolea se aprecia el rebaje de lo que fue una lápida conmemorativa de algunos de los fallecidos en la contienda de la guerra civil española, en la que su parte inferior se podía leer don Mariano Oliván Pueyo (Presbítero).[volver]2. En Linás de Marcuello, don Hilario Lanaspa y doña María Dieste (abuelos maternos del autor) contaban cuan profunda fue la bondadosa huella dejada por mosén Mariano Oliván a su paso por Linás, acompañado de su hermana Brígida. Doña María Dieste solía relatar como en la partida del arenal de Martín, durante la contienda entre carlistas y liberales, se estableció una batalla en la que fue muerto el General Mansó, debido a los disparos que salieron por la ventana de la última casa del pueblo y, que previamente se habían salvaguardado a los niños del pueblo en las tinajas vacías de agua de algunas de las casas. Se perpetuaría en la memoria las amenazas de venganza que trabaron contra el pueblo de Linás los hijos de este General. También nuestro laureado premio Nóbel don Santiago Ramón y Cajal se haría eco de este suceso, al igual que el polifacético escritor don Luis López Allué, quien nos dejó escrito en su obra cómo en la tarde del 21 de agosto de 1867 a las ordenes de Pierrad y Morriones, se encontraban hombres naturales de los valles de Hecho y Ansó preparados para repeler el ataque, en el que el General Mansó de Zúñiga picó espuela, adelantándose entre una lluvia de balas a los cazadores de Ciudad Rodrigo, abriendo los brazos sin soltar la espada y cayendo mortalmente herido. En la partida del arenal de Martín donde sucedieron los hechos, había una viña en el año 1636, propiedad del Real Monasterio de San Juan de la Peña de la que era arrendatario don Martín Gállego (protocolo 9454 AHP Huesca).(Volver a Biescas. Jaca.)